Roberto Centeno = » pan negro «.

Recibo un correo de mi amigo Julián, de esos en los que se dice ¡ qué corra !.
Me imagino al pobre cartero corriendo con este correo: lo tiene difícil, pues es del pesado Centeno.
A este personaje, que le gusta presumir de sus doctorados varios, le quiero recordar el dicho popular: médico en Cádiz y abogao en Grana, na. Y yo añado Catedrático de Economía en Minas: menos na.
Presume y presume de sus conocimientos, pero  nunca de sus chupes, pues este individuo ha estado comiendo del sector público toda su vida y que le ha servido para ganar también en el sector privado.
Se permite el hablar de los sueldos de los demás, pero nunca dice nada de lo suyo: es sencillo, lo suyo, es suyo y lo gana con mucho esfuerzo, ja,ja,ja…
Es indudable que la economía española sigue una trayectoria mucho mejor de lo que a él le gustaría. Este pobre hombre ha fallado en muchos de sus pronósticos y el tío está que muerde y busca cualquier justificación para seguir en el candelero, (mejor sería en el candelabro, como dijo la guapa).
Tiene más años que Matusalén, y habla y habla, escribe y escribe, y algunas veces dice tonterías, igual que yo.
Se queja del paro joven y él no deja ni un resquicio para el trabajo de otro, lo quiere todo para si, y ya debiera dejar el paso a sus nietos.
En su correo dice los lugares comunes de siempre, con los que yo puedo estar de acuerdo pero que él se aprovecha de ellos
Este fenómeno es Catedrático o algo parecido en la UNED, supongo que los hará por amor al arte, O  ¿cobrará en centeno?.
Recuerdo que en los años sesenta cuando trabajaba en la General, participaba en la comisión de trabajadores, en defensa de un sueldo justo,  los datos siempre eran que en las otras empresas, ganaban más. Pero nunca se decía las cantidades. Este centeno, habla de los demás: ¿ parece envidioso el chaval ?.
Me llama la atención que cite al grupo Antolín, por estar  algún miembro de la familia en el Consejo de Iberdrola. Yo conocí a Avelino cuando empezaba su trayectoria empresarial, precisamente en el polígono, tan nombrado estos días, de Gamonal, y me gustaría que el señor centeno hubiese sido capaz de conseguir un grupo industrial con miles de trabajadores, en lugar de darle tanto a la lengua y a la plumilla: otro gallo nos cantaría.
La idea es clara: más trabajar y menos hablar. Y especialmente ser capaz de ser empresario, que es el que da trabajo a los que no somos capaces de serlo. Y centeno bien está jubilado.
Atentamente. Víctor Arce Blanchard. Orgulloso de ser español.