Archivo de agosto 2012

El Alcalde Ilustrísimo Señor Don Juan Manuel Sánchez Gordillo.

En los informativos, en las tertulias, en los programas de diversión, nos comentan por activa y por pasiva: la gran hazaña del Alcalde de Marinaleda y Diputado andalúz encabezando a sus hordas de desalmados robando y agrediendo a empleados de  supermercados, allanando fincas, bancos, hoteles y todo lo que les venga en gana. 
En general todos los que yo he visto y escuchado, condenan esta  actitud, pero no de manera rotunda, siempre queda un guiño al necesitado que tiene que robar para vivir, y debemos tomar esta acción de Gordillo, como una defensa del proletariado.
Tiene nombre ilustre que me recuerda al célebre autor de  El conde Lucanor, pero a diferencia de aquel que luchaba contra los moros, sobre la base de su fortuna; este les pone nombre en las calles de su pueblo sevillano y amasa su fortuna en nombre del pueblo.
Todos van de chirigota por las carreteras andaluzas, bien rollizos, atléticos y con estómagos bien alimentados. Están dispuestos a caminar, caminar, caminar,…..  y a no dar ni un palo al agua.
Luchan por los necesitados, pero su mano está fuertemente cerrado para soltar alguna  ayuda a los necesitados, hacen uso y abuso de los ajeno, pero lo propio lo tienen bien guardado, bajo siete llaves, y en su pueblo los emigrantes no son bien vistos. Aunque disimulan con niños saharahuis.
Ya que se muestran tan activos por las carreteras andaluzas, podrían aprovechar para ayudar a  arreglarlas, o para apagar alguno de los incendios que se están produciendo por España, y así servir al pueblo. Pero lo único que quieren es notoriedad, y al pueblo que los parta un rayo.
Su segundo apellido en diminutivo le viene al pelo, pues se le ve robusto y bien alimentado, siguiendo el ejemplo de sus admirados Castro, Hugo y demás explotadores. Quiere ser Gandhi, pero para eso tiene que perder muchos kilos.
Yo creo que como su compañero de fatigas Diego Cañamero y otros, echan en falta un pasado anti-franquista, personal y familiar, y, por ello atacan a todo bicho viviente, al carecer de pedigrí.  
Recuerdo que a principios de la década de los ochenta, en uno de mis numerosos viajes al sur, me desvié de mi ruta y pase por el célebre Marinaleda, no tengo nada que decir de este pueblo pequeño y normal, que supongo que habrá cambiado mucho con la acción de este tunante y que aparentemente todos están muy contentos y gustosos de vivir allí a costa de los presupuestos. Pero en mi modesta opinión si se escarbase en sus cuentas,  me da la impresión que puede ser una cueva de Alí Baba. Como siempre ha sucedido con todos los sistemas totalitarios.
Dado el ejemplo que toda esta gente está dando, y,  parafraseando el final de la célebre película, termino diciendo: A Dios pongo por testigo que, si volviese a pasar por dicho pueblo, entraría en la casa del Ilustrísimo y cogería, para ayudar  a los necesitados, todo lo que creyese oportuno.
Atentamente.
Víctor Arce Blanchard. Orgulloso de ser español.

 


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